Las relaciones comerciales y la generación de crecimiento económico de nuestro país son temas que son constante en los planes y estrategias de desarrollo económico en los cuales los tratados comerciales con otros países se buscan y se promueven alianzas para obtener inversión en nuestro país y para encontrar, por supuesto, consumidores de lo que nuestro país produce y, a la vez, productos extranjeros de consumo más accesibles. De entre los más de 46 tratados internacionales que México ha llevado a cabo, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) sobresale de todos estos acuerdos comerciales por el volumen de negocio y por la relevancia económica de sus socios comerciales en este tratado: Estados Unidos de América y Canadá. El TLCAN es un tratado en el que la inversión entre estos tres países es mayor a un billón de dólares anuales. El intercambio comercial que México tiene con estos países equivale al 48% de su Producto Interno Bruto. En lo que va desde la entrada en vigor del tratado, las exportaciones de México a Canadá y a EUA se ha multiplicado por siete, mientras que las importaciones de EUA y Canadá a México se ha multiplicado por cuatro. Como resultado estos países son los socios estratégicos más importantes de México. Es así que la renegociación del TLCAN es crucial y crítica para el futuro económico de estos tres países.

De los 22 capítulos que lo componen, su capítulo 17 se refiere a la protección y la defensa de los derechos de propiedad intelectual. No es en balde que este rubro ocupa un capítulo completo del tratado más importante para México en relación a su desarrollo y crecimiento económicos.

Lograr una renegociación adecuada y conveniente a los intereses comerciales de los tres países en el rubro de la propiedad industrial y los derechos de autor es crítica y fundamental toda vez que su armonización adecuada y el que estos países lleguen a convenios de colaboración en esta materia es crucial para logar una adecuada armonización legislativa, justa, que tendrá injerencia y efecto en las relaciones comerciales de exportación e importación, aranceles, y en los asuntos regulatorios en los diferentes sectores de la industria.

Me refiero más particularmente al sector energético, dada la descentralización de los recursos energéticos y del petróleo; en el agro, en relación a la oportunidad de negocio y desarrollo de proyectos de exportación; en el sector farmacéutico, en relación a medicamentos de patente y genéricos incluyendo los biosimilares, aspectos de regulación farmacéutica y comercialización; al sector de las telecomunicaciones y de las tecnologías de la información. La protección de los derechos de propiedad intelectual tiene un efecto directo en los procesos de innovación, en la generación de tecnología disruptiva y en el desarrollo y crecimiento de empresas que proveerán de soluciones novedosas.

Un rubro de lo más importante será la armonización en relación a la certificación de origen de un producto de consumo. La figura legal de identidad geográfica aportaría soluciones en el sector agropecuario, de importaciones y exportaciones, y estaría, al igual que todo el aparato de protección de derechos de propiedad intelectual enfocado en promover certidumbre en el comercio e inversiones entre México, Canadá y EUA y en fortalecer la competitividad de América del Norte que son algunos de los grandes objetivos del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

Este artículo se ha publicado previamente en la revista Alto Nivel, Año 29, Número (350), p. 38 Octubre de 2017

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