Hoy en día nos parece normal que nuestro televisor sepa cual es el capítulo que tenemos pendiente por ver de nuestra serie favorita, que la nevera nos haga la lista de la compra o que la aspiradora notifique a nuestro smartphone que ya ha aspirado toda la casa mientras nosotros nos encontrábamos en el trabajo.

Todo ello es posible gracias al internet de las cosas (en inglés, Internet of Things – IoT), que no es más que la interconexión entre internet y los objetos de nuestra vida cotidiana, tales como teléfonos, televisores, relojes, vehículos, etc.

Ahora que ya nos hemos acostumbrado a convivir con "gadgets" inventados para mejorar nuestra experiencia cotidiana, vamos a tener que familiarizarnos con estar nosotros mismos conectados a internet.

Esta nueva interconexión recibe el nombre de Internet de los Cuerpos (en inglés, Internet of Bodies – IoB) y ya es una realidad.

Tienen la consideración de IoB aquellos dispositivos inteligentes con conexión wifi u otra (bluethooth, por ejemplo) que están dentro de nuestro cuerpo.

Ya existen diversos dispositivos considerados IoB y conectados vía wifi, tales como marcapasos conectados de forma remota, dispositivos que segregan insulina según el nivel de azúcar en la sangre o implantes cocleares que recuperan la audición de aquellas personas que la habían perdido.

Así como en el IoT la plataforma sobre la que recae la interconexión es un objeto, en el IoB la plataforma interconectada es el cuerpo humano. Veremos como el uso del cuerpo humano como plataforma tecnológica genera una gran cantidad de dudas a nivel legal, ético e, incluso, de ciberseguridad.

Es evidente que estos dispositivos, a la vez que proporcionan una funcionalidad al usuario, envían una serie de datos personales relativos a la salud de las personas a quien los controla.

Preguntémonos ahora si, por ejemplo, los datos cardiovasculares que transmite nuestro marcapasos podría ser una información interesante para alguien. ¿Podría interesarle, tal vez, a la compañía de seguros con la que queremos contratar un seguro de vida?

Hablando ahora en términos de ciberseguridad, es bastante habitual leer noticias de hackers informáticos que secuestran una página web y amenazan con el robo de datos o el control indefinido de la misma. Pensando en términos de IoB, ¿qué pasaría si ese hackeo se produjera sobre un dispositivo que controla el nivel de insulina en nuestra sangre? ¿Podría el hacker sabotear el dispositivo? ¿Podría desconectarlo?

Las cuestiones anteriores sobre protección de datos y ciberseguridad va a ser algo a lo que se va a tener que dar respuesta en el futuro, porqué, como siempre, la tecnología irá más rápida que la legislación y el IoB no va a frenar su avance.

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